Trastorno por Déficit de Atención (TDA) con o sin Hiperactividad. Medicina Multidisciplinar.
Ya hace tiempo que se siendo a hablar, y mucho, del Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, incluso se pone en entredicho su existencia. Las redes sociales van llenas de comentarios, artículos y opiniones al respeto.
Lo más probable es que este interés elevado por el tema sea debido a la gran cantidad de niños inquietos, con dificultades para aprender y con problemas de atención que acaban siendo diagnosticados de TDA/H y medicados, lo que crea inquietud y preocupación a los padres, a su entorno y también a los profesionales de la salud que nos dedicamos a la clínica infantil desde diferentes disciplinas.
A grandes rasgos, TDA/H es una etiqueta diagnóstica que identifica a niños que presentan problemas de atención, de impulsividad, de autocontrol y de sobreactividad motora en una intensidad inadecuada para su edad. Estos síntomas pueden repercutir en su funcionamiento psicosocial, en su autoestima, en la relación con los demás y en el rendimiento escolar.
Teniendo en cuenta que es un tema controvertido, que no hay unanimidad en cuanto a los criterios diagnósticos, en el que sí coincidimos un buen número de profesionales es en la importancia de abordar la situación desde de un punto de vista interdisciplinar integral.
Según el grado de gravedad de la sintomatología se requieren diferentes aproximaciones terapéuticas, reservando el tratamiento farmacológico como opción, nunca exclusiva, solamente en los casos más severos, y siempre trabajando en equipo médicos, psicólogos, familia y, si es necesario, también la escuela.
El papel de los padres o cuidadores es imprescindible en el abordaje del tratamiento del TDA/H. La familia tiene que asumir una participación real y activa, consciente, en el tratamiento por la mejora de los síntomas, si no, esta mejora no tendrá éxito ni se mantendrá a largo plazo. La familia tiene que ser consciente del rol de cada uno de sus miembros y del vínculo con el menor, pues parte de estos síntomas pueden ser originados, aumentados o precipitados por vínculos inadecuados, falta de contención emocional, un estilo comunicativo no adecuado o castigos como única manera de poner límites o de corregir comportamientos de desatención o disruptivos.
Establecer límites y modelos de conducta organizada supone un gran esfuerzo educativo y requiere inversión de tiempo por parte de los padres, tiempos cada vez más escaso en la sociedad actual. Por lo tanto, la necesidad de saber aprovechar este tiempo limitado y darle calidad adquiere mayor importancia.
Los niños necesitan modelos de autocontrol emocional en los que reflejarse. Es necesario ofrecerles mayores cuotas de autonomía según su momento evolutivo en los diferentes hábitos de la vida cotidiana, como dormir sólo, comer sólo y equilibradamente, leer sólo, hacer los deberes sólo, con supervisión si es necesario y potenciar que aprendan de las consecuencias, no evitándolas y siempre respetando los ritmos y los tiempos individuales de cada cual.
Si la educación de los hijos ya es un reto por cualquier familia, en los casos de niños con TDA/H muchos padres se pueden ver desbordados por la situación y actuar de manera errónea sin ser conscientes.
Los niños con TDA/H tienen derecho a un abordaje integral de su trastorno, que alcance todas las áreas afectadas, si no queremos que se convierta en un trastorno crónico. Es en este punto donde adquiere importancia la intervención y el trabajo en equipo de todos los profesionales de la salud implicados, trabajando con el niño y apoyando a la familia.
Por todas estas cuestiones, nuestro centro propone, antes que nada, ayudar a los padres en cómo actuar en cada momento ante las diferentes situaciones que les puede deparar el día a día. Saber actuar en cada momento de forma adecuada como si tuviesen a nuestro psicólogo a nuestro lado. Formamos a los padres como si se tratara de una escuela de vida para saber afrontar el día a día con nuestro hijo de una forma terapéuticamente correcta. Al mismo tiempo, ofrecemos herramientas si hacen falta en las escuelas, al profesor de nuestro hijo para que pueda interactuar de la mejor manera. No todos los niños responden igual ante una misma situación, y si el profesor puede entender lo que le pasa a nuestro hijo y como tendría que reaccionar con él, de cómo poder estimularlo, de cómo poder reconducir una situación tensa, la mejora en la evolución de nuestro hijo se mucho más notable. Y todo esto acompañado, en un primer momento, de productos naturales (homeopatía, medicina ortomolecular,..) que ayudan a mejorar la concentración a la vez que también mejoran la ansiedad y la hiperactividad de nuestro hijo, sin los efectos secundarios que otros productos pueden tener.
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