Sin duda, el confinamiento ha cambiado nuestras vidas 

Durante más de 60 días, la mayoría, hemos estado en un aislamiento social en el que hemos visto, o sufrido, diversas circunstancias que se han escrito para siempre en nuestra memoria, provocando distintos estados emocionales que debemos gestionar debidamente para conseguir una vuelta a la rutina progresiva y satisfactoria. 

Nuestra normalidad, según los expertos, ya no volverá a ser, de momento, como lo era antes de la llegada del COVID-19. Así que deberemos adaptarnos a nuestra nueva realidad y conseguir disfrutar de lo mejor de ella. 

Algunas de las claves para la vuelta a la “nueva normalidad” son: 

1) Adaptación progresiva: 

El fin del confinamiento está programado en la progresión de diferentes fases para facilitar la adaptación de la ciudadanía y el control de posibles rebrotes. 

La adaptación a la ‘nueva normalidad’ puede resultar costosa, debido a que las emociones provocadas durante las últimas semanas siguen estando latentes en cada uno de nosotros. 

Por ello, debemos ir recuperando, poco a poco y a nuestro ritmo particularla normalidad. Avanzando en cada fase del desconfinamiento según nos vayamos sintiendo cómodos. 

La necesidad de retomar las relaciones previas al Estado de Alarma provoca cierta ansiedad entre algunas personas, sobre todo los más pequeños y quienes han estado confinados en absoluta soledad. 

Ante tales circunstancias aconsejamos no forzar la situación si la persona no está preparada. 

Lo ideal es no apresurarse a la hora de celebrar las mismas reuniones sociales que se mantenían previamente a la pandemia. Porque lo fundamental es ser conscientes de las medidas de prevención y de la responsabilidad que cada persona tiene para que podamos retomar la nueva vida lo antes posible.  

¡En definitiva, hay que dar tiempo a nuestro tempo! 

2) Perder el miedo a las nuevas rutinas: 

El confinamiento nos obligó a vivir nuevas rutinas adaptadas a la restricción de espacio y entorno social. Desde las reuniones familiares por videollamada al deporte en casa, cocina y pintura, teletrabajo.. 

Ahora, al comenzar el desconfinamiento poco a poco deberíamos combinar las rutinas a las que nos habíamos acostumbrado durante la cuarentena con las nuevas rutinas que iremos adquiriendo en esta “nueva normalidad”. 

Debemos retomar de manera gradual las rutinas que solíamos tener antes del confinamiento: deporte, paseos, compras o visitas al médico. Aquellos hábitos o rutinas que considerábamos esenciales antes del confinamiento volverán a nosotros poco a poco y con aspectos diferentes. 

Y este retorno no debe ser temido por nosotros ni afrontado con miedo, ya que si seguimos las medidas oportunas de higiene y distanciamiento social no habrá nada que nos impida adquirir las viejas costumbres en una nueva vida. 

3) Una alimentación equilibrada es fundamental: 

Otro de los puntos clave de la vuelta a la normalidad post-confinamiento es el de la alimentación. Muy cambiada en algunos casos por culpa del aburrimiento o la propia ansiedad de permanecer encerrados.  

Ahora, debemos apostar por una dieta acorde que nos brinde la energía necesaria para estar más activos y que nuestro sistema inmune esté funcionando a pleno rendimiento. 

Por eso se recomienda disminuir la ingesta de grasas e ingerir alimentos ricos en vitaminas, sobre todo la D (salmón, atún, queso, huevo, setas), que podría haber disminuido por falta de exposición a la luz solar. 

4) Respetar SIEMPRE las medidas de higiene: 

La vuelta poco a poco a la normalidad nos permitirá adoptar aquellas rutinas de higiene y prevención del contagio que nos hemos visto obligados a aprender durante el confinamiento. Y que en muchos casos aún no habíamos aplicado en un contexto social propio de la normalidad.  

Usar mascarillas en el espacio público, lavarnos las manos a menudo, evitar tocarnos el rostro o los ojos con las manos, estornudar o toser en nuestro codo… son todas prácticas de obligado cumplimiento para estar a salvo, y que ahora tendremos que incluir en la vuelta a las reuniones sociales o el puesto de trabajo. 

5) Gestión de estrés: 

Tantos días sumergidos en el confinamiento del hogar, sin poder gestionar negocios, el trabajo o mantener relaciones sociales, ha podido provocar, en muchos ciudadanos, estrés. 

Y, sin lugar a duda, la vuelta a la rutina también puede causarlo. Puesto que debemos hacer frente a todas aquellas situaciones que dejamos “paradas” sin acabar de resolver cuando el COVID-19 apareció en nuestras vidas. 

Así que la mejor recomendación es gestionarlo debidamente. Sin agobios. Poco a poco. Y priorizando aquellos aspectos que son más importantes. 

Hablar con nuestros familiares, amigos o incluso especialistas sobre nuestros miedos, nuestras inseguridades y todo aquello que nos afecte emocionalmente, debe ser una prioridad para evitar crear cualquier tipo de trauma. 

Un apartado importante es la gestión de la ansiedad por contagio: 

El miedo al contagio está muy latente en la sociedad. Pero no puede suponer un inconveniente para nosotros mismos que no nos permita “reintegrarnos” en nuestra rutina o que nos provoque situaciones físicas o emocionales que agraven la situación. 

Por ello, tras el fin del confinamiento, debemos ser conscientes de que el riesgo de contagio es posible pero que, llevando a cabo todas las precauciones que el Ministerio de Sanidad ha facilitado, podemos disminuirlo significativamente. 

Por último, no quisiera terminar sin hacer alusión a dos sectores de población importantes: Niños y ancianos. 

La mayoría de las familias tienen entre sus miembros a niños o ancianos que sienten un temor mucho mayor ante el fin del confinamiento. 

Para ellos es mucho más difícil entender qué es lo que está pasando o va a pasar y sus miedos son mucho mayores. Así que ayudarlos a superar sus incertidumbres, explicarles en qué consisten las diferentes fases y tranquilizarlos, debe ser una prioridad. 

La solidaridad entre las personas sigue siendo clave para controlar los contagios y, no hay que olvidar que, pese a que poco a poco estamos recuperando nuestro día a día, debemos seguir atendiendo a las recomendaciones que los profesionales de la sanidad nos van notificando. 

Deseamos haberos ayudado y os deseamos ¡mucha fuerza y energía para esta nueva etapa!